8 Llamó entonces el rey Joás al sacerdote Yehoyadá y a los sacerdotes
y les dijo: «¿Por qué no hacéis las reparaciones de la Casa? Así
que no
recibiréis el dinero de vuestras amistades, sino que lo daréis para
la
reparación de la Casa.»
9 Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo ni hacer
reparaciones en la Casa.
10 El sacerdote Yehoyadá tomó un cofre, hizo un agujero en la tapa y
lo puso junto a la estela, a la derecha según se entra en la Casa de Yahveh, y
los sacerdotes que custodiaban el umbral depositaban en él todo el dinero
ofrecido a la Casa de Yahveh.
11 Cuando veían que había mucha plata en el cofre subía el secretario
del rey y el sumo sacerdote, se fundía, y se contaba la plata que se hallaba
en la Casa de Yahveh.
12 Entregaban el dinero contado en manos de los que hacían el
trabajo, los encargados de la Casa de Yahveh; éstos lo empleaban en
los
carpinteros y constructores que trabajaban en la Casa de Yahveh,
13 los albañiles y canteros, para comprar maderas y piedra de cantería
para hacer reparaciones en la Casa de Yahveh y para cuanto había que
reparar en la Casa.
14 Pero no se hacían para la Casa de Yahveh ni fuentes de plata, ni
cuchillos, ni acetres, ni trompetas, ni objetos de oro o plata con el dinero
ofrecido a la Casa de Yahveh,
15 sino que se daba a los que hacían el trabajo de las reparaciones de
la Casa de Yahveh.